jueves, 26 de marzo de 2009

SITUACIÓN DE LA DEFENSA DE LA VIDA EN EL MUNDO: LAS TRES DIMENSIONES

“Oh Adán, no te he dado ni un lugar determinado, ni un aspecto propio, ni una prerrogativa peculiar con el fin de que poseas el lugar, el aspecto y la prerrogativa que conscientemente elijas y que de acuerdo a tu intención obtengas y conserves. La naturaleza definida de los otros seres será constreñida por las precisas leyes por mí prescritas.
“Tú en cambio, no constreñido por estrechez alguna te la determinarás según el arbitrio a cuyo poder te he consignado. Te he puesto en el centro del mundo para que más cómodamente observes cuanto en él existe.

“No te he hecho ni celeste ni terreno, ni mortal ni inmortal, con el fin de que tú, como árbitro y soberano pontífice de ti mismo, te informases y plasmases en la obra que prefirieses. Podrás degenerar en los seres inferiores que son las bestias, podrás regenerarte, según tu ánimo, en las realidades superiores que son divinas”.
Giovanni Pico della Mirandola
Discurso sobre la Dignidad del hombre
La libertad, desde la antigüedad, ha sido un problema recurrente en la reflexión del hombre. En nombre de ella se han levantado y derrumbado imperios. En nuestros días, en nombre de ella se justifica el ataque sistemático y constante en contra de la vida.
Ciertamente, aunque la defensa de la vida involucra aspectos como el acceso a la alimentación, el cuidado de la salud, o la preservación de la paz social, las principales amenazas a la vida humana se dan en los momentos en los que es más vulnerable: desde la concepción al nacimiento, y al final de la vida.
Podemos definir tres áreas principales en referencia a la defensa de la vida: el ético, el jurídico, y el cultural.
Dimensión ética
En el aspecto ético, quienes apoyan el aborto o la eutanasia consideran que la libertad es el valor absoluto, en nombre del cual se descarta cualquier posición contraria a la suya como dogma u obscurantismo, como si la defensa de la vida no fuera una postura decidida voluntariamente y no una imposición.
La realidad es que en amplios sectores de la sociedad actual, el valor de la verdad se ha convertido en un término relativo, sujeto a la ley del más fuerte o a lo que opine la mayoría, reduciéndose la ética a un conjunto de preceptos “políticamente correctos”, que ignora la naturaleza de las cosas y no es capaz de distinguir lo bueno de lo malo en términos del ser, sino de la conveniencia, de la comodidad o el placer.
En una sociedad en la que el relativismo siga siendo la principal postura, el valor de la vida siempre podrá estar en entredicho.
Dimensión Jurídica
En el aspecto jurídico, 25 países en el mundo tienen acceso al aborto irrestricto. En América son tres países: Canadá, Cuba y Puerto Rico. En Asia son cuatro países: Bahréin, Camboya, Corea del Norte, China y Vietnam. En Europa están el resto de las naciones que permiten el aborto irrestricto: Albania, Bélgica, Bielorrusia, Bosnia y Herzegovina, Croacia, Dinamarca, Eslovenia, Estonia, Grecia, Hungría, Letonia, Lituania, Macedonia (F.Y.R.), Países Bajos, Noruega, Serbia-Montenegro y Suecia.
Sólo dos países prohíben cualquier tipo de intento de aborto: Chile y El Salvador. Países como Honduras, Jamaica, Egipto, Kenia y Malawi tienen altas restricciones para esta práctica.
En cuanto a la eutanasia, sólo Holanda, Bélgica, Luxemburgo y los estados de Oregon y Washington en Estados Unidos aprueban la llamada eutanasia activa, o suicidio asistido, es decir, a petición del enfermo o de sus familiares.
Países como Suecia, Noruega, Finlandia, España, Italia, Francia, Alemania, Dinamarca, Suiza, Albania y Tailandia, y la mayoría de los estados en EU, aprueban la eutanasia pasiva, es decir, la omisión de tratamientos terapéuticos que aceleren la muerte del paciente.
Gran Bretaña, Portugal, Grecia, Chipre y Polonia en Europa y Australia prohíben cualquier tipo de eutanasia.
Es evidente que quienes apoyan las prácticas en contra de la vida han tenido un avance importante en imponer su postura en legislaciones que eventualmente se convierten en políticas públicas, las cuales, hay que decirlo, no necesariamente solucionan los problemas que dicen atacar, y en la mayoría de los casos sólo deterioran el tejido social.
Dimensión cultural
Quizá el principal problema que se está presentando en la cultura actual, es la creciente propensión de grupos de interés, tanto ideológicos como económicos, que buscan cosificar al ser humano y presentarlo como número, objeto o mercancía susceptible de intercambio o de desecho.
Esa situación se ha reflejado en diversos foros, películas, producciones literarias y programas de televisión en los que se hace una apología del aborto y la eutanasia.
Sin embargo, a pesar de lo mencionado anteriormente, la cultura predominante en diversas civilizaciones sigue considerando la vida como un valor que debe ser respetado y defendido.
Entre otras razones, podemos mencionar que la vida religiosa sigue siendo un aspecto importante en la vida de las personas. En otros casos concretos, la familia, ha sido un factor importante en la defensa de la vida, ya sea acogiendo a un miembro no esperado, o estando al lado de un ser querido en sus últimos momentos.
En este aspecto, podemos coincidir con Juan Pablo II: “La crisis más peligrosa que puede afectar al hombre es la confusión del bien y del mal, que hace imposible construir y conservar el orden moral de los individuos y de las comunidades” (Veritatis splendor, 1993).
Conclusión
Ciertamente, desde el Renacimiento, Pico della Mirándola nos apuntó los riesgos que podría correr la Humanidad como consecuencia de la libertad. Podemos decir que en algunos aspectos se quedó corto, toda vez que en muchos casos se degrada a las personas ya no a nivel de bestias, sino de cosas.
Más allá de las críticas que podamos recibir por defender la vida, coincidimos con Benedicto XVI: “Podremos decir también que el rostro de Dios, el contenido de esta cultura de la vida, el contenido de nuestro grande «sí», se expresa en diez Mandamientos, que no son un paquete de prohibiciones, de «no», sino que presentan en realidad una gran visión de vida. Son un «sí» a un Dios que da sentido al vivir (los tres primeros mandamientos); «sí» a la familia (cuarto mandamiento); «sí» a la vida (quinto mandamiento); «sí» al amor responsable (sexto mandamiento); «sí» a la solidaridad, a la responsabilidad social, a la justicia (séptimo mandamiento). Esta es la filosofía de la vida, es la cultura de la vida, que deviene concreta, practicable y bella en la comunión con Cristo, el Dios viviente, que camina con nosotros en compañía de sus amigos, en la gran familia de la Iglesia” (8 de enero de 2006).

José Manuel Ortiz

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