lunes, 9 de marzo de 2009

EL ABORTO ES UN ACTO INTRÍNSECAMENTE MALO

Madrid (España), 9 Mar. 09 (AICA)
El aborto es uno de los mayores dramas de hoy, un acto intrínsecamente malo que viola muy gravemente la dignidad de un ser humano inocente y de quienes lo comenten, una cruda realidad, además no es un derecho, es privar a un ser humano de su derecho a la vida. Asi lo puso de manifiesto monseñor Juan Antonio Martínez Camino SJ, secretario general de la Conferencia Episcopal Española (CEE).
Monseñor Martínez Camino, que también es obispo auxiliar de Madrid, reiteró, una vez más, que la postura de la Iglesia católica –no solo de la Iglesia católica en España sino en todo el mundo- “es muy clara, sólida, bien conocida y asentada en la Doctrina Social de la Iglesia”. “Eliminar una vida humana naciente no puede nunca ser admitido por ningún motivo y por ninguna causa, es –afirmó de manera taxativa- un principio absoluto”.
El vocero del Episcopado insistió en que el derecho del ser humano a la vida es “fundamental” y puso de manifiesto la contradicción de que al que va a nacer ya se le asignan algunos derechos civiles pero no se respeta su derecho inalienable a la vida. “¿Cómo puede ser que no se reconozca este derecho?”, se preguntó extrañado y apuntó que una explicación es que “no votan ni se organizan en sindicatos”.
Dijo, además, que los derechos de los más de un millón de niños abortados contabilizados que podrían haber nacido desde el año 1985, éstos “no se han tenido en cuenta”. “Cuanto menos proteja la ley este derecho, más injusta será esa ley y menos características de ley tendrá”, declaró.
En cuanto a la gravedad del caso y comparándolo con la reforma del Código Civil por el “matrimonio” homosexual, el portavoz de la CEE dijo que en aquella ocasión se actuó “de manera excepcional porque la responsabilidad de la Iglesia era muy grande”. La reforma del Código Civil elimina el matrimonio, entendido como unión entre hombre y mujer. Para monseñor Martínez Camino, “se han suprimido las palabras esposo y esposa, padre y madre y han dejado por ello de ser valores jurídicos protegidos por la ley”. En este sentido, manifestó que la ley española actual “es una novedad radical” en España, Europa y el mundo.
Pero volviendo al tema del aborto, subrayó que es uno de “los dramas mayores del siglo XX” y dejó claro que la excomunión –que recaería, si se ejecutara, y según el Código de Derecho Canónico, en los que realicen el acto o sean colaboradores directos- es una advertencia de la Iglesia como “madre y pedagoga” para poner de relieve un pecado que puede pasar inadvertido.
Acto intrínsecamente malo
A este propósito, lamentó que se haya difundido en las conciencias que el aborto es una práctica aceptable, y se remitió a la Instrucción Pastoral “La familia, santuario de la vida y esperanza de la sociedad”, aprobada en la Asamblea Plenaria de la CEE en abril de 2001 y destacó que “el aborto provocado es un acto intrínsecamente malo que viola muy gravemente la dignidad de un ser humano inocente, quitándole la vida. Asimismo hiere gravemente la dignidad de quienes lo cometen, dejando profundos traumas psicológicos y morales”. “Ninguna circunstancia, -recordó- por dramática que sea, puede justificarlo”.
Aclaró también que “nunca se podrá ocultar la cruda realidad del aborto procurado que, aun siendo higiénico y legal, constituye siempre un detestable acto de violencia que elimina la vida de un ser humano”. “Una sociedad que no asegura la vida de los no nacidos es una sociedad que vive en una seria violencia interna”, advirtió.

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