jueves, 19 de marzo de 2009

EL PAPA RECLAMA EN CAMERÚN EL FIN DE LAS NUEVAS FORMAS DE OPRESIÓN ECONÓMICA Y POLÍTICA

Benedicto XVI pide que se acabe la imposición de modelos culturales que ignoran el derecho a la vida.
REDACCION HOY / SIC / ZENIT.- A su llegada a Camerún, Su santidad se ha hecho portavoz de un creciente número de africanos víctimas del hambre, la pobreza y la enfermedad que "imploran a gritos reconciliación, justicia y paz".
Benedicto XVI ha pedido el fin de las nuevas formas de opresión económica o política, que se acabe la imposición de modelos culturales que ignoran el derecho a la vida de los que aún no han nacido, la conclusión de las rivalidades interétnicas e interreligiosas, y que finalmente reine la civilización del amor.
En el discurso de respuesta a las palabras de bienvenida que le dirigió el presidente de la República, Paul Biya, Su Santidad afirmó:
"Ante el dolor y la violencia, la pobreza, el hambre, la corrupción o el abuso del poder, un cristiano nunca puede quedarse en silencio. En un continente que, en el pasado, ha visto cómo muchos de sus habitantes eran cruelmente raptados y llevados a ultramar para trabajar como esclavos, el tráfico de seres humanos, especialmente de mujeres y niños inermes, se ha convertido en una moderna forma de esclavitud".
Benedicto XVI reclamó en su intervención la atención de la comunidad internacional ante los problemas que atraviesa Africa:
"En un momento de global escasez de comida, de confusión financiera, de cambios climáticos, África sufre de manera desproporcionada: un número creciente de sus habitantes acaba convirtiéndose en presa del hambre, de la pobreza, de la enfermedad. Gritan reconciliación, justicia, y paz, y esto es precisamente lo que la Iglesia les ofrece. No ofrece nuevas formas de opresión económica o política, sino la libertad gloriosa de los hijos de Dios"
El Papa se refirió también a la cultura de la muerte:
"La Iglesia no impone modelos culturales que ignoran el derecho a la vida de los que todavía no han nacido, sino el agua pura salvífica del Evangelio de la vida. No promueve las rivalidades interétnicas, sino la rectitud, la paz y la alegría del Reino de Dios, descrito de manera sumamente apropiada por el Papa Pablo VI con estas palabras: 'civilización del amor'."

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