En EEUU actualmente nos enfrentamos a una crisis de valores que no tiene precedentes, en lo que concierne a la falta de respeto por la vida humana y la amenaza que se cierne sobre las familias. Debido a la legalización del aborto han muerto ya más de 45 millones de seres humanos y actualmente varios Estados han legalizado el “matrimonio” de personas del mismo sexo. Inclusive, en las escuelas de esos Estados se les enseña a niños muy pequeños desde el Kindergarten o jardín infantil, que las relaciones homosexuales son “normales” y “buenas” [1].
Por primera vez en la historia de esta nación, un candidato a la presidencia no sólo apoya el crimen del aborto provocado sin límites de ningún tipo – incluyendo el horrendo método de aborto “por nacimiento parcial” pagado por nosotros los contribuyentes de impuestos - sino que además se opone a que se les brinde ayuda médica a los bebés que sobreviven al intento de abortarlos. El abandonar a estas criaturas que ya han nacido a su suerte, es nada más y nada menos que infanticidio.
Dado el hecho de que en EEUU se están usando cada vez más los métodos químicos para abortar (como la RU 486), inclusive en las últimas etapas del embarazo, las probabilidades de que sobrevivan estas criaturas son mucho mayores, ya que no mueren despedazadas mientras todavía están vivas, como sucede con los demás métodos de aborto.
En EEUU se realizan alrededor de 3,600 abortos diariamente, 7 días a la semana, 365 días al año; más o menos millón y medio anualmente. La guerra contra los inocentes seres humanos en desarrollo ha cobrado más de 45 millones de vidas desde que fue legalizado el aborto por el Tribunal Supremo, el 22 de enero de 1973. Muchas de esas mamás también han muerto. Esa guerra ha dejado muchísimas más víctimas que todas las demás guerras que ha tenido el mundo. No nos engañemos, ¡la sangre de esos inocentes clama al cielo, como clamó la de Abel!
“Ama a tu prójimo como a ti mismo”, nos dijo Jesús. Cada uno de nosotros tiene una responsabilidad hacia el prójimo. Nuestra Iglesia Católica nos dice que hay 5 aspectos en lo que concierne a nuestros deberes con el prójimo, que no son negociables:
El aborto, la eutanasia, la investigación con células madre utilizando embriones humanos o cualquier otra manipulación experimental o explotación del embrión humano, la clonación de seres humanos y el “matrimonio” homosexual.
Todos nosotros sin excepción, si verdaderamente nos consideramos cristianos, debemos hacernos estas preguntas:
1. ¿Me he informado bien sobre estos temas que nuestra Iglesia nos advierte son cruciales en lo que concierne a preservar la vida, la dignidad de todo ser humano y la integridad del matrimonio? Y sobre todo; ¿me he asegurado de que toda mi familia, especialmente mis hijos e hijas jóvenes, quienes quizás algún día se vean en la encrucijada de decidir qué hacer ante un embarazo inesperado fuera del matrimonio, también estén no sólo informados sino también formados en la fe y el respeto a toda vida humana? [2].
2. ¿Qué he hecho yo para salvar siquiera a una sola de esos 45 millones de criaturas que murieron abortadas de la forma más cruel?
3. ¿He votado por candidatos abortistas o los he promovido, a pesar de que podía haberlo hecho por un candidato provida, desobedeciendo la enseñanza de mi Iglesia la cual nos dice que el aborto es un grave mal intrínseco y jamás debe promoverse de ningún modo?
4. ¿He orado y hecho lo que está a mi alcance para que triunfe la cultura de la vida sobre la actual “cultura” de la muerte en esta nación?
No sólo en EEUU sino alrededor del mundo, estamos en una encrucijada: defender y promover el derecho a la vida de todo ser humano y la integridad de la familia construyendo la cultura de la vida; o continuar siendo indiferentes ante la muerte de muchas más criaturas inocentes, la destrucción del matrimonio como lo creó y ordenó Dios y la perversión de nuestros propios hijos en las escuelas, mediante el adoctrinamiento a favor de las relaciones homosexuales y otras inmoralidades.
Si no hacemos nada y permitimos que continúe la matanza de seres humanos y el resto de los males de los cuales está actualmente saturada nuestra sociedad, ¿cuál será nuestra respuesta cuando en el juicio final Dios nos pregunte qué hicimos mientras todo esto estaba sucediendo?
¡No es demasiado tarde! Dios nos dice en su palabra: “Si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla, ora, me busca y abandona su mala conducta, yo le escucharé desde el cielo, perdonaré sus pecados y sanaré su tierra” (Crónicas 7:14). También nos pide el Señor arrepentimiento y penitencia: “Conviértanse a mí con ayuno, con llanto, con luto. Rasguen los corazones y no los vestidos; conviértanse al Señor su Dios, que es compasivo y clemente, paciente y misericordioso, y se arrepiente de las amenazas” (Joel 2:12-13).
El Señor le dijo a Abel: “Se oye la sangre de tu hermano clamar a mí desde el suelo” (Génesis 4:10). ¡No podemos siquiera imaginarnos, qué nos diría el Señor por el derramamiento de la sangre de 45 millones de inocentes, abortados bajo el amparo de la ley!
Es necesario que nos arrepintamos como nación, que de rodillas le pidamos perdón a Dios y que hagamos penitencia. Pidámosle perdón no sólo a Dios, sino también a esos pequeños hermanitos nuestros que murieron la más horrible de las muertes y que no llegaron a experimentar el amor humano. Roguémosles su intercesión y oremos diariamente, para que podamos convertir esta cultura de muerte en la cual vivimos en una cultura de vida [3].
Magaly Llaguno
Directora Ejecutiva de VHI
Notas:
[1]. Puede ver en el video en inglés que está en http://link.brightcove.com/services/player/bcpid1352578267?bctid=1784521903, la entrevista a dos padres de familia cuyos hijos de 5 y 7 años respectivamente, fueron indoctrinados a favor de la homosexualidad en su escuela.
[2]. Puede informarse acerca de todos los ya mencionados temas en el portal de Vida Humana Internacional: http://www.vidahumana.org/.
[3]. Véase: Juan Pablo II, El Evangelio de la Vida, 1995, no. 99.
1 comentario:
Siento dolor e impotencia. La victoria de Obama y de toda su ideología hace que la sangre de estos seres humanos clame desde el interior de la tierra con desgarrantes alaridos de dolor y sufrimiento, a Dios.
La sangre de tantos millones de niños asesinados, la destrucción de la familia, la manipulación de la educación de los niños y jóvenes, en fin, el desprecio por la dignidad de la raza humana, resultado intereses mezquinos y egoístas no es mas que el producto de soberbia del hombre, de creerse Dios.
Solo hay algo que nos debe mantener en pie y darnos fuerzas para seguir peleando, desde el lugar que nos toca: que la Victoria Final está asegurada por Quien ya venció a la muerte ¡Viva Cristo Rey! Dichosos los que laven sus vestiduras, así podrán disponer del árbol de la Vida y entrarán por las puertas en la Ciudad.
¡Fuera los perros, los hechiceros, los impuros, los asesinos, los idólatras, y todo el que ame y practique la mentira!" (Apocalipsis 22, 14:15)
Julio.-
Actitud - Jovenes Pro Vida
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