Hechos
El pasado 4 de noviembre, los ciudadanos de Estados Unidos no sólo votaron por su favorito para gobernar al país más poderoso del mundo, también manifestaron su aprobación o rechazo a algunas iniciativas encaminadas a modificar leyes estatales.
Las propuestas estaban relacionadas con temas como el aborto, el medio ambiente, el trato a los animales de granja, así como con la legalización de los matrimonios homosexuales.
En el estado de California, gobernado por el republicano Arnold Schwarzenegger, la mayoría del electorado (51.9 por ciento) aprobó la Proposición 8, la cual pretende cambiar la Constitución para redefinir al matrimonio exclusivamente como la unión entre un hombre y una mujer.
La adopción de esta iniciativa tiene como propósito derogar la decisión del Tribunal Superior de Justicia de California, el cual legalizó las bodas entre personas del mismo sexo hace tan sólo unos meses. Desde entonces, alrededor de 18 mil parejas homosexuales han contraído “matrimonio” en ese estado.
El pasado mes de mayo, el tribunal estatal modificó el concepto de matrimonio acordado en el año 2000, y estableció que para los californianos, éste se definía como la unión de dos personas, independientemente de su sexo.
De esta forma, California se convirtió en el segundo estado americano en legalizar las bodas homosexuales, después de que Massachussets lo hiciera en 2004.
El martes de elecciones, la mayoría del electorado de la ciudad de San Francisco votó a favor de que los homosexuales continuaran con el derecho de contraer matrimonio: el 75 por ciento rechazó la Proposición 8. Sin embargo, en los resultados globales del estado de California, dicha proposición fue la ganadora.
Iniciativas similares a esta propuesta, en contra de las bodas homosexuales, también obtuvieron la mayoría de votos en los estados de Arizona y Florida.
Reacciones
Por su parte, dos días después de las votaciones, alrededor de tres mil personas en desacuerdo con la Proposición 8 se manifestaron frente al Templo Mormón, ubicado en la ciudad de Los Ángeles.
Diversos grupos defensores de los derechos homosexuales acusaron a la Iglesia Mormona de haber donado millones de dólares a la campaña que promovía dicha proposición, con la cual se prohibirá las bodas entre personas del mismo sexo.
Análisis
En el año 2000, la mayor parte de los ciudadanos de California votaron a favor del concepto clásico y tradicional de matrimonio: la unión de un hombre y de una mujer. La Proposición 22, que proponía esta definición histórica, ganó con un 61 por ciento de votos.
A pesar de que la población ya había tomado una decisión en este referendo, en 2004, el alcalde de la ciudad de San Francisco, Gavin Newsom, ignoró la ley acordada cuatro años antes y comenzó a celebrar bodas homosexuales en esa región. Alrededor de cuatro mil parejas contrajeron matrimonio bajo su mandato. Poco después fueron anuladas.
En 2005 hubo otro intento de ignorar la voluntad de los californianos: el gobernador Schwarzenegger tuvo que vetar una segunda iniciativa de legalización de este tipo de bodas, aprobada por los legisladores. Por respeto a la decisión de sus ciudadanos, Schwarzenegger, de nuevo, dijo NO a lo que ya se había rechazado.
En mayo de 2008, el Tribunal Superior de Justicia aprobó, con cuatro votos a favor y tres en contra, la legalización de matrimonios homosexuales, olvidando otra vez las preferencias y los deseos de los californianos, manifestados en las votaciones del 2000.
¿Para qué se realizan referendos, si, de todas formas, los legisladores y las instancias ignorarán los resultados y la voluntad de los votantes?
La aprobación de la Proposición 8 en California no es ninguna sorpresa. Simplemente es una demostración de lo que ya se sabía desde hace ocho años, pero que se había dejado de lado: en California el valor de la familia es fuerte.
El matrimonio es la base familiar. No importa cuán progresistas seamos o en qué siglo nos encontremos, no podemos negar que uno de sus principales objetivos es, y siempre será, la procreación.
El matrimonio es entrega, pero también se basa en la complementación: las diferencias entre hombres y mujeres se combinan para ser el centro de desarrollo de las futuras generaciones. No cualquier unión amorosa puede ser llamada matrimonio.
Y por lo visto, son muchas personas las que están de acuerdo con esto, más de lo que se piensa...
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