Pero decantarse por esta última opción no significa necesariamente apoyar el aborto libre sin restricciones.
De hecho, el 71 por ciento de los que se declaran pro choice, está a favor de introducir restricciones al aborto: el 43 por ciento lo restringiría a los tres primeros meses, y el 23 lo aceptaría sólo en casos de violación, incesto o peligro para la madre.
Para Carl A. Anderson, presidente de los Knights of Columbus, organización que encargó la encuesta, los resultados revelan que las divisiones sobre el aborto en Estados Unidos no son tan grandes como parecen. A su juicio, el término pro-choice sólo ha servido para polarizar el debate, pues “enmascara el hecho de que la mayoría de los estadounidenses está a favor de limitar seriamente el aborto”.
La encuesta, que fue realizada para comparar las opiniones de los votantes católicos con las del resto del electorado, revela también que la mayoría de los estadounidenses –católicos o no– son partidarios de exigir cierta intervención (notificación o permiso) de los padres cuando la embarazada es menor de edad.
Un galardón polémico
En Canadá últimamente se ha reabierto el debate sobre el aborto con motivo de la concesión de la Orden de Canadá –el mayor galardón civil del país– a un conocido médico abortista, Henry Morgentaler.
Morgentaler comenzó su cruzada a favor de la legalización del aborto en Canadá a mediados de los años 60. En 1988, en una sentencia que lleva su nombre, el Tribunal Supremo quitó cualquier obstáculo al aborto. Desde entonces existe libertad para abortar en cualquier momento del embarazo, sin ninguna ley que lo regule. Morgentaler ha presumido de haber realizado más de 100 mil abortos.
Con este historial no extraña la reacción negativa que ha suscitado la concesión del premio a Morgentaler, y no sólo entre el movimiento pro vida. Entre junio y septiembre, más de 40 asociaciones civiles han planteado un contraataque político en defensa de los no nacidos.
Lo más sonado han sido las protestas de nueve personalidades galardonadas anteriormente con la Orden de Canadá; todas ellas anunciaron que devolverían el galardón en el caso de que Morgentaler fuera premiado. La Campaing Life Coalition presentó una lista de 105 parlamentarios contrarios al premio, frente a sólo 35 que se manifestaron a favor.
Pese a la reacción popular, Morgentaler recibió el premio el pasado 10 de octubre. Gracias a una maniobra de última hora, consiguió que le entregaran el galardón en Québec, la provincia más abortista de Canadá. La nota oficial decía que el premio se concedía “por haber aumentado las opciones de salud de las mujeres canadienses”.
Para Barbara Kay, columnista del National Post, la concesión del premio a Morgentaler ha sido un error tremendo. “Se supone que la Orden de Canadá debe premiar a alguien que ha hecho una contribución tal al país que todos los canadienses pueden sentirse orgullosos de ello. La cruzada particular del doctor Morgentaler por ennoblecer el aborto no reúne este criterio”.
“Morgentaler no fue premiado por modernizar las ciudades, ni por ser un emprendedor social, ni por combatir una enfermedad, ni por crear alguna obra de arte que todos podamos admirar como un logro nacional. Fue premiado por hacer gala de un despiadado extremismo en una causa moral tan delicada”.
Aceprensa / Juan Meseguer Velasco
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