miércoles, 4 de febrero de 2009

RECHAZO NORTEAMERICANO A LA POLÍTICA ABORTISTA DE BARACK OBAMA

Sólo el 35% aprueba esta medida frente al 75% que lo hacía sobre las anteriores iniciativas
La popularidad que ha alcanzado en poco tiempo el recientemente nombrado presidente de Estados Unidos, Barack Obama, no se ha traducido en todos los ámbitos. En concreto, donde acaba de encontrar un firme rechazo a su propuesta es en referencia a su política abortista.

Obama anunció hace escasas fechas que daría el apoyo financiero necesario para la exportación de este tipo de acciones. En Ciudad de México, se daba la vuelta a la tortilla y se acababa con el veto a las organizaciones que promoviesen el aborto. Se empezaba a sí a cumplir la agenda ética de Obama.

No obstante, los ciudadanos norteamericanos no han visto con buenos ojos esta decisión y la han rechazado en su mayor parte. Una encuesta realizada por Gallup muestra bien a las claras el contenido de esta afirmación. Así las cosas, tan solo un 35% de los estadounidenses dan el visto bueno a esta iniciativa. Por el contrario, el 58% mantiene una postura contraria, mientras que el 7% afirma encontrarse en una postura indecisa.

Lógicamente, entre los republicanos es donde Obama ha encontrado menos apoyos, sólo el 8%. Sin embargo, únicamente el 59% de los demócratas respaldan a su elegido. Un dato para corroborar hasta qué punto existe un rechazo a este apartado es señalar que la media de aprobación recibida por Obama hasta la fecha era del 75%.

La organización pro-vida, Susan B. Anthony, anima a Obama a dejar de lado las actitudes que mantiene en este sentido. Su presidente, Marjorie Dannenfelser, tras hablar de “programa radical”, hace una llamada a la reflexión de Obama para que se dé cuenta de que “los americanos quieren hacer suyas las políticas que realmente reducen el aborto, no las que se promueven a costa del contribuyente”.

Para David M. O’Connell, presidente de la Universidad Católica de América, hubo muchos católicos que apoyaron a Obama porque creyeron en su palabra de que reduciría el número de abortos. “Esto viene a ser como una decepción e, incluso, una traición para algunos”.

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