miércoles, 4 de febrero de 2009

OBAMA SÍ CUMPLE SUS PROMESAS

El día 22 de enero de 2009, dos días después de la lujosa toma de posesión presidencial del Sr. Barack Hussein Obama, en el 36º aniversario de la legalización del aborto en Estados Unidos, miles de personas se reunieron en el National Mall de Washington en la llamada “Marcha por la Vida”.
Estas miles de personas marcharon a pesar del intenso frío, con la esperanza de llamar la atención a su causa ante la Suprema Corte de EU. Muchos se preguntaban: ¿qué papel va a desempeñar esta nueva administración en el debate del aborto?

Una encuesta llamada Harris Interactive Survey demostró que el 82 por ciento de los estadounidenses se oponen al aborto sin restricciones; 32 por ciento están de acuerdo en el aborto en casos de violación, incesto o para salvar la vida de la madre. Desde la aprobación oficial Roe Vs. Wade en 1973, han sido asesinados en el vientre materno 50 millones de seres humanos.
El Sr. Obama habló ese día conmemorativo y dijo: “En el 36º Aniversario de Roe vs. Wade recordamos que esta decisión protege la salud y la libertad reproductiva de la mujer, pero afirma un principio más amplio: que el gobierno no debe entrometerse en nuestros asuntos más privados. Yo permanezco obligado a proteger el derecho de las mujeres a decidir (o ‘escoger’)”.
Ese mismo día había surgido la esperanza de que el Sr. Obama pospusiera la prohibición de la “Global Gag Rule”, también llamada “Mexico City Policy” (o Política de la Ciudad de México), que evitaba que dólares de impuestos fueran usados para financiar abortos. Este reglamento fue instituido por Ronald Reagan en 1984 y revocado por el Presidente Clinton en 1993.
En 2001, el Presidente George Bush reinstaló la Mexico City Policy para no financiar abortos, siendo ésta su primera orden ejecutiva bajo el argumento de que: “el dinero de los impuestos no debería ser usado para pagar abortos o promover activamente el aborto en naciones extranjeras”.
El Sr. Obama, con todo el poder que le confiere su cargo, cumplió su promesa que desde su candidatura había hecho, sobre todo a poderosas organizaciones abortistas. No cabe duda de que él ¡es un hombre de palabra!
Tres días después de su investidura, se levantó temprano y, de inmediato, ordenó llamar a una conferencia de prensa, tomó su pluma con la mano izquierda, y firmó una importante orden ejecutiva para finalizar todas las restricciones antes impuestas a los fondos federales que apoyan a las agrupaciones internacionales que promueven o ejecutan los abortos.
Así comienza su periodo el aclamadísimo presidente, promoviendo y apoyando la cultura de la muerte de los más inocentes.
Richard Doerflinger, miembro de la Conferencia Norteamericana de Obispos Católicos, dijo que esta política “simplemente ha sido dirigida a grupos que se dedican a actividades relacionadas con el aborto”, y añadió: “No pueden reducirse los abortos promoviendo el aborto”.(1)
En el equipo nominado por el señor Presidente, se encuentra, por supuesto, la Sra. Clinton, y el White House Chief of Staff o “Jefe de personal de la Casa Blanca”, Rahm Emanuel de Illinois, ambos con un récord inigualable contra la vida.
El Sr. Emanuel se opone terminantemente a cualquier impedimento de financiar abortos con impuestos, incluso votó contra un intento de suprimir los fondos que se destinaban al negocio de la organización Planned Parenthood, que le da un billón de dólares anuales para efectuar el 25 por ciento de los abortos en EU.
El señor Emanuel, como congresista, votó varias veces contra leyes que permitían que los padres de familia se enteraran de que su hija estaba considerando abortar. Votó a favor de que los norteamericanos pagaran por abortos en los hospitales de las bases militares estadounidenses, y votó también por dotar de fondos a una agencia de las Naciones Unidas involucrada en la política de forzar a las mujeres en China a tener solamente un hijo.
Pero aún más, votó contra la prohibición de los partial birth abortions (abortos que se practican en bebés hasta los últimos meses de gestación), y se opuso, además, a una propuesta de ley para proteger de la violencia a la mujer embarazada y a su bebé no nacido.
El cargo que hoy ocupa es un puesto clave, ya que interviene como consejero e iguala o sobrepasa en ciertos casos al del Vicepresidente. En la Casa Blanca, donde él es el cuarto miembro de más alto rango en el liderazgo del Partido Demócrata, Emanuel también votó para forzar a los estadounidenses a pagar para las investigaciones con células embrionarias (stem cell research), y finalmente, votó por una medida que permitiría la clonación humana.
El Sr. Obama, quizá descendiente de aquellos hombres negros que entraron a América y que fueron tratados inhumanamente por medio de leyes que defendían solamente a los hombres blancos y “libres”, ha olvidado que la sociedad hubo de abolir una serie de instituciones jurídicas que redujeron a aquellos hombres a la esclavitud, lo cual no fue sencillo.
Un escritor, Juan M. De Prada, nos dice que el aborto es el gran caballo de batalla de nuestro tiempo como antaño lo fue la esclavitud; “llegará el día en que nuestros hijos se avergüencen de llevar en su sangre el legado de generaciones inhumanas”.
El político verdadero, es decir, el hombre que ame la supervivencia de su nación, tiene que rebelarse contra la gangrena que la está devorando. Por supuesto, señor presidente de la nación más poderosa, usted está excluido: luchar por “un mundo justo” no se encuentra entre sus planes.
En una nota que envió Benedicto XVI al Sr. Barack Obama el día 20 de enero, dice lo siguiente:
“El Santo Padre hace votos para que bajo su mando, los estadounidenses sigan encontrando en su importante herencia religiosa y política los valores espirituales y los principios éticos necesarios para cooperar en la construcción de un mundo verdaderamente justo y una sociedad libre, marcada por el respeto a la dignidad, la igualdad de derechos para cada uno de sus miembros, especialmente los pobres, los abandonados y aquellos que no tienen voz, en un tiempo en el que tantos de nuestros hermanos y hermanas en todo el mundo, claman por ser liberados del flagelo de la pobreza, el hambre y la violencia”.
Algunos cartelones que fueron enarbolados por miles en la manifestación en Washington ante la Suprema Corte el día 22 de enero, decían lo siguiente:
ABORTION: One heart stops. Another heart breaks.(“Aborto: Un corazón se para. Otro corazón se parte”), y yo agregaría: “¡para siempre!”.
(1) Richard Doerflinger. National Public Radio, 22 Enero 09.
Norma Mendoza Alexandry

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