martes, 19 de mayo de 2009

CADA CINCO PRESERVATIVOS UTILIZADOS ENTRE HETEROSEXUALES, UNO FALLA

Lo dice la Fundación Cochrane Collaboration en un estudio que analiza 14 trabajos científicos que abordan la efectividad del preservativo en la lucha contra el Sida
La Fundación Cochrane Collaboration publicó el año 2007 un estudio realizado el 2001 titulado Efectividad del preservativo en la reproducción de la transmisión del VIH en heterosexuales. En él se demuestra que el preservativo tiene una efectividad del 80% en las relaciones entre heterosexuales en relación a la reducción de la transmisión del sida. Es decir, de cada cinco, un preservativo falla.
La Fundación Cochrane Collaboration es una red internacional independiente y sin ánimo de lucro que se dedica a evaluar y discriminar de entre la gran cantidad de estudios del ámbito de la salud los que están bien realizados y cuáles no merecen crédito. El organismo tiene una base de datos donde se permite conocer su opinión sobre miles de trabajos recogiendo las referencias de más de 270.000 ensayos clínicos.

El estudio Efectividad del preservativo en la reproducción de la transmisión del VIH en heterosexuales está realizado partiendo de 14 trabajos que se acreditaron correctos y se discriminaron 4.709 referencias de las que se habían identificado inicialmente. El estudio muestra tanto los trabajos escogidos como los excluidos.

La efectividad del preservativo en las mejores condiciones posibles
El estudio que pretendía ver la efectividad del preservativo en la transmisión del virus del sida entre heterosexuales, analiza la incidencia del virus entre las parejas que mantuvieron siempre relaciones sexuales con preservativos y las que nunca utilizaron preservativos. Por lo tanto este porcentaje de efectividad del 80% de efectividad se aplica en los que utilizan el preservativo el 100% de las relaciones frente los que nunca lo utilizan. Estas característica del estudio no mostraría el grueso de la sociedad ya que lo más extendido en los patrones sexuales es lo contrario, pero sirve para observar qué sucede en las mejores condiciones posibles de uso del preservativo como medio de protección.

El análisi no abordó el margen de error entre homosexuales ya que estas prácticas introducen unas variantes que afectan a la naturaleza del material y eso revierte en la efectividad del profiláctico.

Una de las conclusiones de los autores es que el preservativo no era efectivo en un 20% ni para evitar el contagio de enfermedades venéreas como el VIH ni para evitar embarazos no deseados que se podían dar cada cinco relaciones sexuales.

El trabajo constituye un estudio médico exhaustivo y completo del que se extrae la constatación de que al fomentar el uso del preservativo e incentivar el aumento del número de relaciones sexuales, se eleva significativamente el riesgo de contagio. Evidentemente si se mantienen el mismo número de relaciones sexuales que se mantenían antes de su uso, las posibilidades disminuyen aunque no se eliminan.

A raíz de estas conclusiones cabe preguntarse si la promoción del uso de preservativos hace más eficaz la lucha contra el virus del sida o no ya que se ha demostrado que el índice de infecciones por sida en el mundo está estrechamente relacionado con el estilo sexual de vida de la persona.

Por otro lado, resulta evidente la necesidad de que los fabricantes de preservativos advirtieran en los envoltorios del producto del margen de riesgo al que se están enfrentando por utilizarlo y constatar que no son absolutamente fiables. La eficacia relativa de los profilácticos obliga a pensar en que con una orientación informativa fiable y contrastada la transmisión del virus del sida amén de otros riesgos se podrían prever de mejor modo.

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