REDACCIÓN HO.- El pasado viernes se difundía un documento titulado Dignitas Personae (La dignidad de la persona), en el que la Santa Sede aborda varias cuestiones relacionadas con la ética de la investigación biomédica. Para José Agudo, responsable del Área de Bioética de la asociación Profesionales Por la Ética (PPE), el documento constituye una referencia ética esencial para los profesionales de los distintos ámbitos sanitarios, ya que en él se incluyen afirmaciones como las siguientes:
-A cada ser humano, desde la concepción hasta la muerte natural, se le debe reconocer la dignidad de la persona. Este principio fundamental, que expresa un gran "sí" a la vida humana, debe ocupar un lugar central en la reflexión ética sobre la investigación biomédica.
-Las culturas humanas y las tradiciones religiosas y culturales, en las que se inscribe el documento, muestran generalmente una gran reverencia por la vida.
-En nuestro tiempo se olvida que las personas enfermas o minusválidas no son una especie de categoría aparte. Es necesario eliminar las barreras culturales, económicas y sociales que socavan el pleno reconocimiento y la tutela de las personas minusválidas y enfermas.
Agudo ha resaltado también que el documento otorga una enorme relevancia al embrión, para quien se pide el respeto debido a su condición humana. "De esta afirmación -explica Agudo- se deduce que no todo lo que puede hacerse en investigación biomédica es ético. De ahí que algunas prácticas y técnicas no sean conformes con la dignidad humana. Es el caso de la fecundación in vitro y la clonación de embriones o células embrionarias en las que el ser humano, en lugar de ser procreado, es producido. Además, estas técnicas comportan la manipulación, congelación o destrucción de numerosos embriones, es decir de seres humanos que se encuentran en las primeras fases de su desarrollo".
Para PPE, el documento del Vaticano constituye el juramento hipocrático del siglo XXI. "Este juramento -recuerda Agudo- es el primer código ético de los profesionales de la salud y su mensaje esencial coincide con Dignitas Personae: la ciencia y la práctica médica deben ponerse al servicio de la fragilidad del hombre para curar enfermedades, aliviar el sufrimiento y extender los cuidados necesarios a toda la humanidad".
"PPE -concluye Agudo- tiene entre sus principios inspiradores el de la existencia de vida humana desde su concepción hasta la muerte natural. Por tanto, los avances de las nuevas tecnologías biomédicas deben siempre ir orientadas hacia el reconocimiento de la dignidad humana en cualquier etapa de su desarrollo. La rapidez de los progresos científicos no puede desviar la ética ni la ciencia hacia la cosificación de las personas, despojándolas de toda dignidad humana. Estas afirmaciones cobran especial relevancia en la sociedad española actual ya que nuestra legislación es sumamente agresiva contra la vida en materia de reproducción asistida y aborto; tampoco faltan los avisos del Gobierno sobre la probable aprobación de la eutanasia".
-A cada ser humano, desde la concepción hasta la muerte natural, se le debe reconocer la dignidad de la persona. Este principio fundamental, que expresa un gran "sí" a la vida humana, debe ocupar un lugar central en la reflexión ética sobre la investigación biomédica.
-Las culturas humanas y las tradiciones religiosas y culturales, en las que se inscribe el documento, muestran generalmente una gran reverencia por la vida.
-En nuestro tiempo se olvida que las personas enfermas o minusválidas no son una especie de categoría aparte. Es necesario eliminar las barreras culturales, económicas y sociales que socavan el pleno reconocimiento y la tutela de las personas minusválidas y enfermas.
Agudo ha resaltado también que el documento otorga una enorme relevancia al embrión, para quien se pide el respeto debido a su condición humana. "De esta afirmación -explica Agudo- se deduce que no todo lo que puede hacerse en investigación biomédica es ético. De ahí que algunas prácticas y técnicas no sean conformes con la dignidad humana. Es el caso de la fecundación in vitro y la clonación de embriones o células embrionarias en las que el ser humano, en lugar de ser procreado, es producido. Además, estas técnicas comportan la manipulación, congelación o destrucción de numerosos embriones, es decir de seres humanos que se encuentran en las primeras fases de su desarrollo".
Para PPE, el documento del Vaticano constituye el juramento hipocrático del siglo XXI. "Este juramento -recuerda Agudo- es el primer código ético de los profesionales de la salud y su mensaje esencial coincide con Dignitas Personae: la ciencia y la práctica médica deben ponerse al servicio de la fragilidad del hombre para curar enfermedades, aliviar el sufrimiento y extender los cuidados necesarios a toda la humanidad".
"PPE -concluye Agudo- tiene entre sus principios inspiradores el de la existencia de vida humana desde su concepción hasta la muerte natural. Por tanto, los avances de las nuevas tecnologías biomédicas deben siempre ir orientadas hacia el reconocimiento de la dignidad humana en cualquier etapa de su desarrollo. La rapidez de los progresos científicos no puede desviar la ética ni la ciencia hacia la cosificación de las personas, despojándolas de toda dignidad humana. Estas afirmaciones cobran especial relevancia en la sociedad española actual ya que nuestra legislación es sumamente agresiva contra la vida en materia de reproducción asistida y aborto; tampoco faltan los avisos del Gobierno sobre la probable aprobación de la eutanasia".
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