“El tema de la familia y el matrimonio del varón y la mujer no es sólo importante desde una perspectiva religiosa, sino desde lo antropológico, psicológico, sociológico y cultural, como generador de valores como la vida, la solidaridad y la justicia. Es asombroso y merece que dediquemos tiempo a investigar y buscar las causas del porqué este tema que es clave para la proyección de la misma humanidad, no cuente con el suficiente apoyo político, económico y comunicacional y que desde financiamientos y pautas internacionales y nacionales, se busque desarticular el núcleo de la familia y el matrimonio, hasta en los mismos contenidos y propuestas educativas”, sugirió el obispo de Posadas, monseñor Juan Rubén Martínez, en su reflexión semanal.
El prelado puntualizó que “entre las cosas que llaman la atención es que ciertas propuestas que se denominan ‘progresistas’, ante el crecimiento de la distancia en el mundo, entre ricos y pobres, incluidos y excluidos, fomenten como solución una anticoncepción rabiosa y salvaje, buscando cercenar la fecundidad de ‘las madres pobres’ del mundo, en vez de proponer más fuertemente que se distribuyan más equitativa y justamente las riquezas”.
“Ese mismo ‘progresismo -observó- promueve muchas veces los derechos humanos y gravemente no defiende a los niños por nacer que sin tener culpa alguna son inocentes e indefensos, y se los aborta injustamente. Un poeta del nordeste argentino dice en una canción: ‘se eliminan los comensales, en vez de agrandar la mesa’”.
Tomando las orientaciones pastorales diocesanas post sinodales, monseñor Martínez recordó que “en nuestra condición de discípulos y misioneros de Jesucristo, estamos llamados a trabajar para que esta situación sea transformada, y la familia asuma su ser y su misión en el ámbito de la sociedad y de la Iglesia”.
Tras señalar que “los desafíos pastorales para esta temática, priorizados por los sinodales, fueron definidos a partir de algunas fortalezas y problemáticas visualizadas en nuestra diócesis”, puso el acento en las fortalezas y destacó que “podemos decir que en nuestra diócesis encontramos muchas familias que son casa y escuela de valores, que existen grupos pastorales preocupados y ocupados por acompañar a las familias, y que existen medios de comunicación y otros disponibles que son colaboradores”.
“Como problemáticas de nuestras familias podemos citar el progresivo aumento de parejas en situación irregular, la pérdida de valores en el seno familiar, y la falta de una pastoral orgánica que acompañe a la familia en sus diferentes etapas. La aplicación de las propuestas pastorales enunciadas por los sinodales permitirá disminuir las problemáticas y potenciar las fortalezas, permitiendo que las familias de nuestra Diócesis, día a día puedan ser testimonio de comunión”, concluyó.
Texto completo de la carta
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