Se apunta a la falacia de considerar el aborto como "un derecho de la mujer" y evita entrar en la discusión científica y doctrinal sobre el feto para manifestarse partidario de una Ley que permita el aborto "con límites razonables".
REDACCIÓN HO / EUROPA PRESS, TVE /EFE.- El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, aseguró anoche en el programa Tengo una pregunta para usted' de La Primera de TVE, que el aborto "es un derecho de la mujer". Sin embargo, y como era de esperar dadas las evidencias que desde la Ciencia demuestran que el feto es una vida humana distinta a la de la madre, rehusó entrar en la discusión científica y doctrinal sobre el feto. En cuanto a la regulación de la eutanasia, Zapatero precisó que no tiene previsto llevarla a cabo en esta Legislatura.
El jefe del Ejecutivo fue preguntado por dos ciudadanos, un funcionario de Zaragoza y un sacerdote de Alcázar de San Juan, en relación con el aborto. El primero de ellos preguntó por la fecha para una nueva regulación del aborto y de la eutanasia. Sobre la última cuestión, Zapatero precisó que no tenía previsto hacer nada en esta Legislatura y, en relación con la primera, respondió que sí habrá una reforma de la Ley del Aborto con el fin, dijo, de "garantizar mejor el derecho de las mujeres y que nos homologue más a los países europeos".
Según ha pronosticado Zapatero, en esta legislatura se aprobará una reforma de la actual ley de interrupción voluntaria del embarazo, que tiene ya 20 años y que presenta "algunas deficiencias". Por eso, ha empeñado su palabra en sacar adelante esta modificación legislativa "con el propósito de ofrecer más derechos a las mujeres y homologar esta normativa a las leyes existentes en países europeos".
No obstante, considera que "toda la sociedad, y en primer lugar el Gobierno" tienen que hacer un "esfuerzo" para evitar los embarazos no deseados entre las adolescentes. "Hay que intensificar la prevención porque las cifras son cada vez más preocupantes", exclamó. A este respecto, Zapatero también nos dejó con la duda de por qué el Gobierno se empeña en incidir en las políticas fracasadas.
Rehusa el debate
El jefe del Ejecutivo también fue preguntado por un sacerdote, que le invitó por dos veces a pronunciarse sobre si creía que el embrión es un ser humano, a lo que Zapatero dijo que se trata de un debate científico y doctrinal en el que no quiso entrar. No es extraño que Zapatero rehúse el debate parlamentario y prefiera estas comparecencias en medios amigos, donde la réplica está por otra parte más que limitada.
"Me remito a lo que dice el Tribunal Constitucional", sentenció, pero para acto seguido añadir interesadamente que el aborto "es un derecho de la mujer, con condiciones y con límites y lo entienden todos los países democráticos y occidentales que tienen regulación de la ley del aborto". Además, dijo que "todos tienen leyes de plazos".
"No se trata de que yo de una opinión científica", insistió para argumentar que lo que puede se puede deducir es que él es favorable a "no llevar a la cárcel a mujeres ante situaciones que viven con gran dureza porque puedan tener un aborto".
"No soy partidario de llevar a las mujeres a la cárcel siempre que la interrupción del aborto tenga límites razonables", reiteró y apostilló que "lo que se discute es eso, estoy a favor, hay que hacer lo bien". Concluyó esta respuesta al sacerdote afirmando que respeta "profundísimamente su posición y convicciones".
En otro momento de estas dos preguntas, el jefe del Ejecutivo ha apelado a la Constitución para proclamar que España es un "Estado laico y "aconfesional" y ha observado que el Gobierno ha aprobado numerosas leyes pese a las "durísimas" críticas de la Conferencia Episcopal y de algunos sectores de la sociedad. Ha citado la ley del matrimonio homosexual, que motivó "una crítica muy ácida y dura", pero que fue aprobada porque el Gobierno quería cumplir un compromiso electoral. Lo curioso es que la defensa de la vida humana, aunque el argumento religioso apunte a la misma dirección, no se basa en la fe, sino en argumentos científicos, justamente un debate en el que Zapatero no quiso entrar, seguramente consciente de que era un debate perdido.
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