No es tan sólo una idea, sino uno de los 40 artículos que comprende la nueva Ley del SIDA que pretende aprobar el parlamento a finales de mes. La medida ha recibido el rechazo y las críticas de activistas y organizaciones de derechos humanos.
“Se aplicaría sólo a aquellos seropositivos con una conducta sexual muy activa y con la intención de proteger a las personas sanas”, ha explicado el parlamentario John Manangsang.
“Se trata de una tecnología sencilla. Se coloca un microchip en el individuo para monitorizar su actividad y que las autoridades puedan seguir sus movimientos”, añade el político que propugna la medida. Si se descubriera que un paciente con VIH infecta a una persona sana, se le podría poner una pena, aún sin concretar.
El director de la Comisión Nacional contra el SIDA de Papúa ya ha manifestado que considera que el planviola los derechos humanos. Pero Manangsang argumenta que la medida pretende todo lo contrario.
“Respetamos los derechos de las personas con VIH, pero también debemos respetar los derechos de aquellos que están sanos”, afirma.
Otras voces críticas señalan la dificultad de definir qué es una “conducta sexual agresiva y qué no”, y consideran que se trata de una medida “extremadamente discriminatoria”.
La líder del Programa Conjunto de las Naciones Unidas para el Sida (ONUSIDA) en Indonesia, Nancy Fee, también ha rechazado el plan.
“Los tratados internacionales de Derechos Humanos que Indonesia ha firmado reconocen la igualdad ante la ley, la no discriminación, el derecho a la privacidad, y la necesidad de consentimiento del paciente para realizarle cualquier procedimiento médico”, expresó Fee, tras reconocer que todavía no ha leído una copia de la proposición de ley.
“Además, dudo de la efectividad de una medida semejante. En vez de promover la visibilidad de los enfermos, los estigmatizará, esconderá y dificultará su acceso a los tratamientos médicos. No reducirá la epidemia sino todo lo contrario”, añadió.
Quizá entonces prefiera una forma más barata y que promovería la visibilidad de los enfermos, como sería hacer un tatuaje en la frente de las personas, con las letras VIH. Así, cualquiera está informado rápidamente, y decide cómo actuar en libertad.
Los datos sobre la epidemia de SIDA en Papúa indican que la enfermedad se ha extendido rápidamente de las prostitutas a las esposas en los últimos años. Los altos índices de promiscuidad, los rituales en algunas tribus donde se practica el intercambio de parejas y la escasa educación sobre el SIDA, son algunos de los factores que han contribuido a la propagación del virus.
Elmundo.es
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