(AICA) La Plata .- "Según recientes informaciones, en el próximo período legislativo se discutirían los proyectos de lo que se ha dado en llamar el matrimonio homosexual. Digamos, ante todo, que este nombre es una contradicción en los términos. Matrimonio homosexual es una realidad imposible, contraria a las culturas de la humanidad, a nuestra legislación vigente y a los tratados internacionales incorporados a nuestra Constitución”. Así lo expresó el arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, en su reflexión televisiva semanal.
El prelado dijo que “lo que ocurre es que se encuentra una especie de franja transversal en diversos sectores políticos que profesan lo que se llama la ideología de género. Es decir una idea de las cosas según la cual no existe diversidad y complementariedad entre el varón y la mujer como base del matrimonio y la familia”. Pero que el matrimonio entre un varón y una mujer “es una realidad de orden natural”, reconocida por todas las grandes culturas del mundo y ratificada por la revelación divina, además de formar parte de la doctrina católica.
Nos amenaza la dictadura del relativismo
El pastor platense mencionó luego dos casos en los que se intentó condenar judicialmente a quienes se pronunciaron públicamente en defensa del matrimonio.
Recordó que a fines del año pasado, monseñor Baldomero Martini, obispo de San Justo, y su obispo auxiliar, monseñor Damián Bitar, escribieron a los miembros de la Cámara de Diputados de la Nación una carta en la que explicaban “cuál es la realidad del matrimonio y la importancia que tiene para el bien común, porque es la base de la sociedad”.
“A propósito de esa explicación -prosiguió-, monseñor Martini fue denunciado ante el INADI (Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo) que depende del Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos de la Nación, y este organismo lo emplazó para que en el término de diez días se desdijera de sus declaraciones”. Monseñor Martini respondió en esa oportunidad que lo que estaba en juego era “la libertad de la Iglesia para predicar la verdad, facultad que está reconocida por la Constitución Nacional y por un Tratado de Derecho Internacional Público como es el Acuerdo entre la Santa Sede y el Estado Argentino”.
Ante esta situación, el arzobispo sostuvo que “la dictadura del relativismo”, como la llama Benedicto XVI, “continúa avanzando” y “se va imponiendo también entre nosotros”. Por ese motivo, destacó la importancia de “tener claras estas cosas, perfilar mejor los argumentos y mostrar que el matrimonio, tal como lo conocemos, es un bien fundamental de la sociedad humana”.
“Sin embargo -advirtió-, pareciera que hoy, sobre todo en este Occidente moderno, ‘la dictadura del relativismo’ está oscureciendo, está ofuscando en la mente y en el corazón de muchas personas estas verdades fundamentales’”, y denunció que “los activistas en contra del orden natural se encuentran ahora en las estructuras del Estado; desde ellas hacen y harán uso de su poder para imponer la ideología del género y arruinar, si pueden, los fundamentos del orden social”.
Un caso en Suecia
Monseñor Aguer también recordó el caso de un pastor luterano que fue preso en Suecia, porque "en su iglesia, el domingo, leyendo como correspondía una pasaje de la Carta de San Pablo a los Romanos, explicó que los actos homosexuales son moralmente reprochables. Su caso llegó hasta la Corte Suprema de Justicia de aquel país que finalmente lo liberó".
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