Firmado por Aceprensa
El presidente de Portugal, Aníbal Cavaco Silva, ha vetado la nueva ley de parejas de hecho que pretendía colar de rondón la equiparación de las uniones homosexuales al matrimonio. Cavaco critica que la ley se haya elaborado sin un “debate profundo y maduro”, cuando falta menos de un mes para el final de la legislatura.
Cavaco Silva advirtió contra el “riesgo de que una tendencia a equiparar dos realidades distintas se transforme finalmente en la creación de dos tipos de matrimonio”, o que transforme las uniones de hecho en un “matrimonio de segunda clase”.
La ley de parejas de hecho fue aprobada el pasado mes de julio por el Partido Socialista –que tiene mayoría absoluta– con el respaldo del Bloque de Izquierda y Los Verdes. En contra de la ley votaron los democristianos del Partido Social Demócrata, principal fuerza opositora, y los conservadores del CDS-PP.
El veto de Cavaco Silva obliga al Parlamento a discutir la modificación de la ley y a someterla de nuevo a la sanción presidencial. Los socialistas han lamentado el veto pues, a su juicio, la nueva ley no pretendía equiparar las uniones homosexuales al matrimonio. Sólo querían encontrar un marco normativo de mayor protección jurídica para las uniones de hecho (heterosexuales o no).
Lo cierto es que la postura del Partido Socialista en este tema está siendo bastante ambigua. El pasado octubre, los socialistas rechazaron en el Parlamento dos proyectos de ley que permitían casarse a las personas del mismo sexo. Uno de los proyectos, presentado por el Bloque de Izquierda, equiparaba en todo a las uniones de hecho con el matrimonio, mientras que el proyecto promovido por Los Verdes excluía la adopción.
A los socialistas no les importó entonces coincidir con los conservadores para tumbar sendos proyectos. Ahora, sin embargo, han cambiado de parecer: se presentan a las próximas elecciones generales, previstas para el 27 de septiembre, con la promesa de legalizar el matrimonio entre homosexuales.
De todos modos, el camino hacia la aprobación del “matrimonio gay” en Portugal no va a ser nada fácil. El 31 de julio, el Tribunal Constitucional decidió mantener (por 3 votos a favor y 2 en contra) la ley que prohíbe el matrimonio entre personas del mismo sexo.
La decisión del Tribunal Constitucional tuvo lugar después de que el responsable de un registro civil de Lisboa rechazara en 2006 la solicitud de matrimonio de una pareja de lesbianas. Las mujeres acudieron a un tribunal de Lisboa, alegando que la Constitución portuguesa prohíbe la discriminación basada en la orientación sexual. Pero éste rechazo la petición, tras lo cual acudieron al Tribunal Constitucional. La pareja se plantea ahora apelar al Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
El presidente Cavaco Silva también vetó en agosto del año pasado un nuevo régimen jurídico del divorcio, argumentando que perjudicaba a la parte más débil, generalmente la mujer.
Cavaco Silva advirtió contra el “riesgo de que una tendencia a equiparar dos realidades distintas se transforme finalmente en la creación de dos tipos de matrimonio”, o que transforme las uniones de hecho en un “matrimonio de segunda clase”.
La ley de parejas de hecho fue aprobada el pasado mes de julio por el Partido Socialista –que tiene mayoría absoluta– con el respaldo del Bloque de Izquierda y Los Verdes. En contra de la ley votaron los democristianos del Partido Social Demócrata, principal fuerza opositora, y los conservadores del CDS-PP.
El veto de Cavaco Silva obliga al Parlamento a discutir la modificación de la ley y a someterla de nuevo a la sanción presidencial. Los socialistas han lamentado el veto pues, a su juicio, la nueva ley no pretendía equiparar las uniones homosexuales al matrimonio. Sólo querían encontrar un marco normativo de mayor protección jurídica para las uniones de hecho (heterosexuales o no).
Lo cierto es que la postura del Partido Socialista en este tema está siendo bastante ambigua. El pasado octubre, los socialistas rechazaron en el Parlamento dos proyectos de ley que permitían casarse a las personas del mismo sexo. Uno de los proyectos, presentado por el Bloque de Izquierda, equiparaba en todo a las uniones de hecho con el matrimonio, mientras que el proyecto promovido por Los Verdes excluía la adopción.
A los socialistas no les importó entonces coincidir con los conservadores para tumbar sendos proyectos. Ahora, sin embargo, han cambiado de parecer: se presentan a las próximas elecciones generales, previstas para el 27 de septiembre, con la promesa de legalizar el matrimonio entre homosexuales.
De todos modos, el camino hacia la aprobación del “matrimonio gay” en Portugal no va a ser nada fácil. El 31 de julio, el Tribunal Constitucional decidió mantener (por 3 votos a favor y 2 en contra) la ley que prohíbe el matrimonio entre personas del mismo sexo.
La decisión del Tribunal Constitucional tuvo lugar después de que el responsable de un registro civil de Lisboa rechazara en 2006 la solicitud de matrimonio de una pareja de lesbianas. Las mujeres acudieron a un tribunal de Lisboa, alegando que la Constitución portuguesa prohíbe la discriminación basada en la orientación sexual. Pero éste rechazo la petición, tras lo cual acudieron al Tribunal Constitucional. La pareja se plantea ahora apelar al Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
El presidente Cavaco Silva también vetó en agosto del año pasado un nuevo régimen jurídico del divorcio, argumentando que perjudicaba a la parte más débil, generalmente la mujer.
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