Río Cuarto (Córdoba), 19 Jun. 09 (AICA)
El obispado de Villa de la Concepción del Río Cuarto destacó que “si somos un pueblo que valora y respeta la vida y la familia, queremos leyes que la defiendan y fortalezcan”, por lo cual advirtió que “si nuestras leyes no custodian la familia, asegurándole los medios que necesita para fundarse y crecer, según el orden natural, queda desprotegida y privada de sostén social”.
“Lo mismo podemos decir de los demás valores sociales: la educación, la salud, el trabajo, la economía. Todo ello ‘por medio de leyes, que, de acuerdo con el principio de subsidiaridad, reconozcan y apoyen las iniciativas que surgen de las diversas fuerzas sociales y que unen la espontaneidad con la cercanía a los hombres necesitados de auxilio’, tal como nos dice el papa Benedicto XVI en su encíclica Deus Caritas est", recordó.
En un mensaje con motivo de las próximas elecciones, el prelado sostuvo que “necesitamos recrear el espíritu de unidad, venciendo la tentación de la ruptura y el enfrentamiento, para que sea posible la amistad social, sin la cual el solo crecimiento económico y tecnológico queda incompleto”.
Asimismo llamó a los ciudadanos a ser “entusiastas defensores del sistema democrático, participemos comprometidamente con nuestro voto, decidamos tratando de elegir a quienes creamos serán los que mejor representen nuestra identidad y nuestras metas como Nación”.
“Dios, fuente de toda razón y justicia, siga siendo siempre nuestro Padre y nuestro guía”, concluyó.
Texto completo
El 28 de Junio el Pueblo argentino elige Senadores y Diputados de la Nación. No sólo el acto democrático es importante. Es trascendente la oportunidad: elegimos a quienes nos representarán en el Congreso de la Nación para pensar y decidir rumbos de acción y marcos de gestión, muy importantes para nuestro presente y nuestro futuro. Ellos dictarán las leyes que van a regir nuestra convivencia ciudadana.
Como Obispo y sacerdotes que acompañan cotidianamente el caminar del pueblo, queremos invitarlos a participar de este acto democrático y asumir así la responsabilidad de elegir en conciencia a quienes creamos que mejor representan los valores en los cuales creemos y en los cuales queremos ver crecer a nuestros hijos y a nuestra Patria.
Es fundamental que recordemos que, como Pueblo, somos depositarios del poder soberano. Los legisladores reciben de nosotros el mandato de representarnos y, en nuestro nombre, confeccionar las leyes que nosotros necesitamos en orden al bien de la comunidad.
Si somos un pueblo que valora y respeta la vida y la familia, queremos leyes que la defiendan y fortalezcan. La vida, frágil siempre y en todas sus formas, es valor fundamental de una sociedad. Si las personas por nacer, los niños, los jóvenes marginados, los ancianos, siempre los más débiles en toda sociedad, no son protegidos, tutelados por las leyes de la Nación, ¿quién lo hará? Si nuestras leyes no custodian la familia, asegurándole los medios que necesita para fundarse y crecer, según el orden natural, queda desprotegida y privada de sostén social.
Lo mismo podemos decir de los demás valores sociales: la educación, la salud, el trabajo, la economía. Todo ello “por medio de leyes, que, de acuerdo con el principio de subsidiaridad, reconozcan y apoyen las iniciativas que surgen de las diversas fuerzas sociales y que unen la espontaneidad con la cercanía a los hombres necesitados de auxilio”, tal como nos dice el Papa Benedicto XVI en su Encíclica “Deus Caritas Est” (cf. N.28)
Necesitamos recrear el espíritu de unidad, venciendo la tentación de la ruptura y el enfrentamiento, para que sea posible la amistad social, sin la cual el solo crecimiento económico y tecnológico queda incompleto.
Seamos entusiastas defensores del sistema democrático, participemos comprometidamente con nuestro voto, decidamos tratando de elegir a quienes creamos serán los que mejor representen nuestra identidad y nuestras metas como Nación.
Dios, fuente de toda razón y justicia, siga siendo siempre nuestro Padre y nuestro guía.
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