martes, 22 de julio de 2008

ECUADOR: LA NUEVA CONSTITUCIÓN VIOLA EL ORDEN NATURAL

Homosexualismo y aborto. El voto católico
Concluyó el proceso de redacción de la nueva Constitución de Ecuador. El texto, que debe ser aprobado por los 130 asambleístas que integran la Asamblea Constituyente, terminó de debatirse el 18 de julio y será sometido a un referéndum previsto para el 28 de septiembre, cuando la población decida si acepta la nueva Carta Magna o mantiene la Constitución de 1998 actualmente vigente. Las principales encuestadoras independientes le otorgan ya en estos días al rechazo del texto un 30% de votos.

Los constituyentes que responden al régimen “progresista” (neomarxista) de Rafael Correa, vinculado a Cuba y a la Venezuela de Hugo Chávez, adoptaron el discurso políticamente correcto -común a todas las corrientes ideológicas actuales- de la reingeniería social anticristiana.

Recordemos que Conferencia Episcopal hizo varios llamados a respetar los principios innegociables enunciados por Benedicto XVI, el 25 de abril, el 14 de mayo, y el 27 de junio; y el 25 de junio, ante un atentado sacrílego contra la imagen de la Virgen de Quito perpetrado por mujeres abortistas, el arzobispo de Quito, mons. Raúl Vela Chiriboga, declaraba en un comunicado: “no se puede ser católico y al mismo tiempo defender el aborto en cualquiera de sus modalidades. Nadie, menos aún la misma madre, tiene derecho para terminar con una vida inocente; menos aún con la de un ser indefenso y que, además, aún no ha recibido las aguas salvadoras del bautismo”.

Algunos párrafos del proyecto constitucional que atentan contra el orden natural:

Reconocimiento de las uniones homosexuales

El artículo 11 incorpora los caballitos de batalla del lobby gay-lésbico internacional: “Nadie podrá ser discriminado por razones de (…) identidad de género, (…), orientación sexual, estado de salud, portar VIH (…) El Estado adoptará medidas de acción afirmativa que promuevan la igualdad real en favor de los titulares de derechos que se encuentren en situación de desigualdad. (…) Los derechos y garantías establecidos en la Constitución y en los instrumentos internacionales de derechos humanos serán de directa e inmediata aplicación (…)”.

El artículo 68 del proyecto reconoce “a la familia en sus diversos tipos” si bien afirma después que “el matrimonio es la unión entre hombre y mujer”. El artículo 69 les da carta de ciudadanía a las uniones de hecho homosexuales: “La unión estable y monogámica entre dos personas libres de vínculo matrimonial que formen un hogar de hecho, por el lapso y bajo las condiciones y circunstancias que señale la ley, generará los mismos derechos y obligaciones que tienen las familias constituidas mediante matrimonio. La adopción corresponderá sólo a parejas de distinto sexo”.

Recordamos que el reconocimiento legal de las llamadas “uniones de hecho” es la primera etapa que suele conseguir el homosexualismo para que a la postre se reconozca el llamado “matrimonio homosexual”, como declarara en 2005 el Cardenal Alfonso López Trujillo, entonces Presidente del Pontificio Consejo para la Familia, (vid. NG 706, 776).

Homosexualismo y aborto

Un texto ambiguo salva en teoría la defensa de la vida humana: “El Estado reconocerá y garantizará la vida, incluido el cuidado y protección desde la concepción" (art. 46). ¿Cómo se entiende esto si más abajo se afirma el derecho a la libertad reproductiva?

Con un lenguaje muy poco camuflado se insiste en los derechos a la orientación sexual (homosexualismo) y se afirma la libertad reproductiva (aborto -químico o quirúrgico-, anticoncepción, esterilización).

El art. 67 incluye: “El derecho a tomar decisiones libres, informadas, voluntarias y responsables sobre su sexualidad y su vida y orientación sexual. El Estado promoverá el acceso a los medios necesarios para que estas decisiones se den en condiciones seguras. El derecho a tomar decisiones libres, responsables e informadas sobre su salud y vida reproductiva y a decidir cuándo y cuántos hijos tener”.

El voto católico

El 7 de julio pasado el Consejo Ecuatoriano de Laicos Católicos (CELCA) denunciaba que el proyecto de constitución era abortista. Y recordaba que “en concordancia con el Comunicado de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, nos unimos a la aseveración del Papa Benedicto XVI: ‘la conciencia cristiana bien formada no permite a nadie favorecer con el propio voto la aprobación a una ley que contenga propuestas contrarias a los contenidos fundamentales de la fe y la moral. Es el caso de las leyes civiles en materia de aborto, que deben tutelar el derecho primario a la vida desde su concepción hasta su término natural’”.

Autocracia neomarxista

Por otro lado, el proyecto constitucional establece un gobierno sin controles centralizado en la persona del presidente: “¿Está bien que el Presidente tenga poderes absolutos? ¿Está bien que el poder que antes estaba en manos de la partidocracia pase ahora a manos de un solo hombre? ¿Cuáles son los peligros de que todas las instituciones del Estado sean controladas por la Corte Constitucional manejada por el Ejecutivo? ¿Quién controlará al Gobierno? ¿Quién le exigirá la rendición de cuentas por el gasto presupuestario de 15.000 millones de dólares al año sin ajustarse a las leyes de licitación y contratación pública? Estos son algunos de los peligros que plantea la nueva Constitución”. (Manuel Maldonado, El Universo, Guayaquil, 21-07-08). FIN, 22-07-08
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