Pero el mercado de la muerte no conoce límites, así que ahora quiere una ley de plazo para superponer a la anterior. De esa forma no habrá muchos más abortos en España -es casi imposible, que ya superamos los 100.000- pero, desde luego, sirve para destrozar más vidas, más mentes, más almas, para insensibilizar más a una sociedad ya de por sí cloroformizada.
Por eso, propongo a los obispos que convoquen vigilias de oración en favor de la vida, sea de la inicial o de la terminal. La oración es omnipotente, advierten la Iglesia y los grandes místicos, así que es el arma que tocan, al menos a los defensores de la vida cristianos. Insisto en que la apertura de los sagrarios constituye el arma decisiva para la batalla que se avecina. Bueno, que ya está aquí. Sagrarios abiertos: quien no lo entienda así creo que no comprende el tipo de guerra que se libra.
Eulogio López
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