También pide 20.000 dólares a cada uno de los 12 parroquianos que veían inapropiado su servicio
Jim Corcoran es el dueño de uno de los mayores y más prestigiosos "spas" de Canadá. Recientemente admitió que es homosexual y que vive con otro hombre homosexual, pero aseguró que seguían las enseñanzas de la Iglesia católica y vivían una vida casta.
El párroco les invitó a servir como acólitos en el altar pero, según el Catholic Register, doce parroquianos lo vieron como algo inapropiado y acudieron al obispo de Peterborough (Ontario), Nicola de Angelis, para que se les retirase de este servicio.
El obispo, según el Catholic Register, pidió a Corcoran que dejase esa función para evitar escándalos, y Corcoran respondió denunciando al obispo por violación de derechos humanos, exigiendo 25.000 dólares canadienses en compensación por daños morales, y pidiendo otros 20.000 de cada uno de los doce parroquianos descontentos.
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