jueves, 14 de enero de 2010

LA IZQUIERDA PORTUGUESA APRUEBA LAS BODAS HOMOSEXUALES SIN CONSULTAR AL PUEBLO

Lisboa. Apenas tres meses después de haber vuelto a ganar las elecciones, el primer ministro socialista de Portugal, José Sócrates, logró que el 8 de enero la Asamblea de la República aprobase el matrimonio civil entre personas del mismo sexo. Pese a que el Partido Socialista (PS) no tiene mayoría absoluta en la cámara, la aprobación estaba asegurada, merced a la unión de toda la izquierda parlamentaria a favor de la iniciativa del gobierno, por la que Sócrates se batió personalmente.
Firmado por Aceprensa
Fue rechazada, en cambio, la iniciativa popular para someter la cuestión a referéndum, aunque tenía el apoyo de más de 90.000 firmas, recogidas en todo el país por los miembros de la Plataforma Ciudadanía y Matrimonio. También quedó excluida la adopción por parte de parejas homosexuales.
Portugal ya tiene, pues, matrimonio homosexual, aunque todavía no tiene presupuesto del Estado para el año en curso. Tanto era el interés del gobierno por el primer asunto que lo antepuso a las cuentas públicas.
Según la exposición de motivos redactada por el gobierno socialista, la propuesta, con la que se pretende eliminar “una antigua discriminación”, fue “larga y profundamente debatida en la sociedad portuguesa”. Cosa que niegan los promotores del referéndum, para quienes la medida ha sido impuesta en virtud de un acuerdo entre partidos.
Indicio de que no hay mucho apoyo popular son las 92.207 firmas de electores en petición de un referéndum. Como en el debate parlamentario recordó el diputado democristiano José Ribeiro e Castro, ese número es superior al mínimo exigido por la ley (75.000) y “equivalente al necesario para constituir diez partidos políticos, inscribir cinco candidatos presidenciales o presentar dos iniciativas legislativas populares”. La Asamblea, añadió, no debería haber permanecido insensible a la fuerza numérica de la petición.
El proyecto socialista recién aprobado se inscribe en un movimiento más amplio para cambiar el ordenamiento jurídico portugués: en 2001 se extendió a las uniones homosexuales el régimen jurídico de las parejas de hecho; en 2004 se introdujo en la Constitución una cláusula contra toda discriminación basada en la “orientación sexual”, como corolario del “principio de igualdad”.
Los defensores de la estabilidad del concepto jurídico del matrimonio civil alegan que al derecho no le interesa conocer las tendencias sexuales, u otras, de los ciudadanos, sino solamente establecer los requisitos propios de cada forma de convivencia y permitir el acceso a ella de todos los que reúnan las condiciones, cualquiera que sea su religión, cultura o tendencia sexual. Otros argumentos a favor de esta tesis se vienen divulgando en los últimos meses por distintos medios, entre los que destaca el libro Porque não: Casamento entre pessoas do mesmo sexo, de Pedro Vaz Patto y Gonçalo Portocarrero de Almada (Alétheia Editores).
Lo que no se aprobó fue la posibilidad de que las parejas homosexuales adopten niños. La propuesta de José Sócrates la excluía expresamente; alegaba que “no hay aquí, de forma alguna, discriminación en el acceso a un derecho, pues no puede hablarse, ni existe, en sentido propio, verdadero ‘derecho a adoptar’, y mucho menos como ‘derecho de los cónyuges’ o ‘inherente’ al matrimonio civil”. Y añadía: “Lo que la ley regula (...) son los requisitos que permiten determinar quién ‘puede adoptar’, plena o limitadamente, lo cual es muy distinto de conferir un derecho”.
Pero este argumento no agradó a los diputados del Bloque de Izquierda y del Partido Ecologista “Los Verdes”, que presentaron enmiendas para que las uniones homosexuales pudieran adoptar. Sus propuestas fueron rechazadas con los votos del PS, del Partido Socialdemócrata (PSD) y del Centro Democrático Social. Pese a todo, el debate sobre la adopción estará en el orden del día, según prometió el portavoz del grupo parlamentario socialista, Francisco Assis, aunque a la vez señaló que la eventual aprobación queda para la siguiente legislatura, o sea, a partir de 2013.
Por su parte, el PSD presentó una propuesta, a su juicio “equilibrada y tolerante”, que confería a las parejas homosexuales derechos semejantes a los de los cónyuges, pero sin llamarlas matrimonio sino “unión civil registrada”. Apoyada por el PSD, el CDS y dos diputadas independientes que concurrieron en las listas del PS, fue rechazada con los votos de los otros grupos.

No hay comentarios: