"La eugenesia social es un fenómeno que imposibilita la «posibilidad histórica» de miles de personas, en especial de los sectores más desfavorecidos, moral y materialmente".
REDACCION HO.- El profesor de Sociología y Política social de la Universidad de Murcia, Sergio Fernández Riquelme, participará en el VII Congreso de la Asociación Española de Bioética y Ética Médica (AEBI), que con el lema Bioética con-ciencia, se celebrará en Madrid los próximos 9 y 10 de octubre, con una ponencia titulada Hacia la eugenesia social. Ideología y bioética en la construcción de la política social.
En su trabajo, Fernández Riquelme analiza "las raíces históricas, el lenguaje bioético y las implicaciones político-sociales" de la eugenesia social, que define como "verdadero rostro de la aplicación biomédica de un paradigma ideológico autodefinido como «progresista», que pretende la transformación radical de la sociedad occidental desde posiciones laicistas y utilitaristas".
El texto, que se puede leer completo aquí, analiza la relación entre eugenesia y política:
"«Interrupción voluntaria del embarazo» en vez de aborto, «muerte digna» y no suicidio asistido, «calidad de vida» y no eutanasia, «clonación experimental» en vez de manipulación genética, «prediagnóstico embrionario» y no selección genética del ser humano, o «libertad de elección» frente a eugenesia social.
Estos son, entre otros, los términos de un nuevo lenguaje que pone a la bioética al servicio de la ideología. Convertidos en derechos ex professo, estas prácticas ejecutaban el ideal de la nueva «sociedad dependiente» en manos de un Estado ideologizado: la eliminación de «las posibilidades históricas » de los no aptos funcionalmente, a través de la aplicación del conocimiento científico y biotecnológico en la valoración y selección de la vida humana.
Este lenguaje no reconoce el peligro del uso utilitario de los descubrimientos de la biotecnología para la dignidad humana, la cohesión social y el respeto al medio ambiente.
Su mitología fundacional proclama una cultura de creación y reconocimiento ex novo de todos los derechos individuales proeugenésicos, ajena a cualquier role of law, sin atender a dimensiones espirituales y sin necesidad de subrayar la necesidad de las obligaciones bioéticas consecuentes.
Su semántica se encarga, además, de esconder sus consecuencias sobre la misma libertad de los seres afectados o sobre la demografía nacional, además de vincularlo a temas colaterales como el cambio climático o procesos de elección política.
La eugenesia social es un fenómeno que imposibilita, de manera directa, la «posibilidad histórica» de miles de personas, en especial de los sectores más desfavorecidos, moral y materialmente.
El nascisturus aparece aquí como la gran víctima del proceso: una vida sin historia. Cientos de mujeres sin recursos o sin redes familiares estables no podrán ejercer su derecho fundamental a la maternidad, presionadas por esta cultura social eugenésica a desprenderse de una carga para el ejercicio de los patrones profesionales y consumistas
preestablecidos; miles de discapacitados verán en la eliminación previa de los embriones diagnosticados con su propia discapacidad, el ejemplo de que sus mismas vidas son consideradas aún, pese a la «caridad del voluntario», como errores de la naturaleza; decenas de mayores y enfermos terminales entenderán como el fin inducido y alentado de sus vidas será un bien para ellos mismos y para las arcas de la administración pública, mostrando la inviabilidad de fomentar la responsabilidad de sus familiares, de ayudar a superar su soledad o incomunicación.
Así se elimina, legal y justificadamente, una parte anónima de nuestras «posibilidades históricas», suprimiendo con ello su derecho al curso natural de la vida. Pero la historia nos perseguirá en el presente y en el futuro."
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