martes, 29 de abril de 2008

EL ABORTO NO ES UN DERECHO EXPLICA LA SANTA SEDE AL CONSEJO DE EUROPA

CIUDAD DEL VATICANO, martes, 29 abril 2008 (ZENIT.org).- El aborto no es un derecho, ha afirmado un representante de la Santa Sede en las páginas del diario vaticano, comentando la decisión de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa que reconoce con este título esta práctica.
La Asamblea aprobó el 16 de abril pasado la resolución 1607 con la que invita a los 47 Estados miembros a orientar, allí donde sea necesario, la propia legislación, de manera que se les garantice a las mujeres «el derecho de acceso al aborto seguro y legal».
El documento fue aprobado con 102 votos a favor, 69 contrarios, y 14 abstenciones, tras un largo debate en el que se aportaron 72 enmiendas.
El obispo Elio Sgreccia, presidente de la Academia Pontificia para la Vida, en un artículo publicado en «L'Osservatore Romano», muestra cómo la resolución sobre el aborto del Consejo de Europa, con algunos principios compartibles, contiene una afirmación contraria a los derechos humanos.
La resolución comienza confirmando el principio, según el cual, bajo ninguna circunstancia el aborto tiene que ser visto como un medio e planificación familiar y que, en la medida de lo posible, debe ser evitado (Cf. n. 1).
El documento constata que en algunos países del Consejo Europeo, en los que el aborto es permitido, de hecho no puede garantizarse a todas las mujeres «un efectivo acceso a los servicios para el aborto que sean seguros, aceptables y apropiados» (n. 2), a causa de las condiciones restrictivas previstas por las propias legislaciones. Esto, según la Asamblea, provocaría discriminaciones entre las mujeres según los diferentes países.
En este contexto, el documento utiliza el término «derecho» para referirse al acceso efectivo al aborto.
«Es la primera vez que un documento oficial del Consejo de Europa», constata monseñor Sgreccia, «habla del aborto como un "derecho"».
El prelado considera que es un salto de calidad para quienes promueven esta práctica, pues «desde el punto de vista legislativo una cosa es permitir o despenalizar el aborto, bajo ciertas condiciones, y otra muy diferente es definirlo como un "derecho", al que lógicamente le debería seguir también un "deber" de tutela del mismo». «Pero, ¿se puede verdaderamente defender un "derecho al aborto"? --se pregunta--. ¿Cómo podría justificarse el derecho a interrumpir la vida de un ser humano inocente y además débil e indefenso?».

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